La ambliopía, conocida comunmente como “ojo vago”, es una enfermedad que consiste en que no se desarrolla la visión durante la infancia. Habitualmente un ojo tiene buena visión y el otro no la tiene (ojo vago), con menor frecuencia puede afectar a los dos ojos.
Es la causa más fecuente de pérdida de visión en los niños. Para su detección son importantes los controles que realiza el pediatra. Además todos los niños deben someterse a una revisión por el oftalmólogo entre los 3 y 4 años, esta revisión debe anticiparse en cuanto se advierta alguna alteración ocular.
La detección precoz (máximo antes de los 9 años) es fundamental para que el tratamiento sea eficaz, cuanto más tarde se diagnostique más difícil será recuperar la visión. Cuando el diagnóstico se hace de adulto, la recuperación de la visión no es posible.
La ambliopía no es fácil de detectar y habitualmente pasa desapercibida para el niño que no es consciente de que ve mal por un ojo. Lo mismo sucede para los padres que no observarán ninguna alteración en la visión de su hijo salvo que el niño presente una desviación ocular.
Los siguientes factores aumentan el riesgo de tener ojo vago.
– La desviación de los ojos o estrabismo.
– La miopía o hipermetropía severas.
– La diferencia en la refracción (dioptrías) entre uno y otro ojo.
– Alteraciones que no permiten la llegada adecuada de luz a la retina (catarata, parpado caido, etc.)
– Historia familiar de ambliopía o estrabismo.
– Prematuridad o bajo peso al nacer.
Una vez detectado el ojo vago el tratamiento debe comenzar cuanto antes para que pueda desarrolarse la visión del niño. El éxito del tratamiento depende de la gravedad de la ambliopía y de la edad del niño.
Cuando existe un problema de refracción (alteraciones en el enfoque) inicialmente se precisa corregirlo con gafas. Si no se recupera la visión, habitualmente tapamos el ojo sano para forzar el uso del ojo con mala visión. En algunos casos particulares, en vez de tapar el ojo empleamos unas gotas.
En los casos de desviación ocular o estrabismo, lo más habitual es tapar con un parche el ojo “bueno” o emplear gotas para corrgir la ambliopía y una vez recuperada la visión, en los casos en que es necesario, operar para corregir la desviación. Cuando se ha recuperado la visión se deben mantener unos controles y un tratamiento para consolidar la mejoría.
Cuando existe un problema asociado como una catarata o una desviación ocular puede ser necesaria la cirugía para tratar la causa, pero habitualmente esto no es suficiente y se precisa tratar la propia ambliopía para recuperar visión en el ojo afectado.
Si la enfermedad no se trata pueden suceder varias alteraciones:
– El ojo ambliope puede desarrollar perdida de visión grave y permanente.
– Se puede perder la percepción espacial y de profundidad
– Se pierde la ventaja de tener un órgano doble y si el ojo sano enferma o sufre un accidente podemos tener una visión limitada el resto de la vida.
El éxito del tratamiento depende de la severidad de la ambliopía, de la edad del niño al inicio del tratamiento y del cumplimiento del tratamiento. A los niños, especialmente al prinicipio o de mayor edad, no les agrada el tener un ojo tapado por lo que el apoyo de los padres en el cumplimiento del tratamiento es un aspecto esencial.